lunes, 21 de septiembre de 2009

Otoño

Si no ando muy errada y tal como me ha apuntado hoy un duendecillo, mañana entra en actividad mi querido otoño. Yo sé que para muchos es el final de su estación favorita, ya lo lamento por ellos, pero para mí, comienza la mejor época del año.
El otoño, que en equiparación a la vida humana vendría a suponer una edad muy respetable, no es más que la estación del cariño. En otoño comienza a hacer frío, pero aún no hace un frío petrificante, con lo cual, a uno le apetece más que nunca una chaquetilla fina, un jersey y, en mi caso, un pañuelo al cuello, porque en seguida cojo afecciones de garganta. Y alguien me podría decir, si no hiciera frío, no te pasaría eso. Pues no estoy de acuerdo. Este verano enganché un medio resfriado que a punto estuvo de echar al traste mis vacaciones. Aires acondicionados y bebidas frías, incluso helados o granizados que tanto apetecen en las bochornosas tardes de agosto, también son ideales para martirizar nuestras gargantas.
Lo dicho, empezamos por la rebequita en los hombros, pasamos a una chaqueta de punto gordo, y luego al pañuelo en el cuello o la bufanda. Y de ahí, al abrazo.
Si hace frío, yo necesito que me den calor, y una estufa está francamente bien, pero donde esté un abrazo, que se quiten todos los calefactores del mundo, bueno, todos los del mundo no, porque un abrazo podría sustituir un calefactor, pero a todos lo dudo.
A mí en otoño me apetece abrazar a todos mis amigos, no tengo ganas de separarme, porque no estamos sudando apestosamente como (al menos en Barcelona) ocurre el 99% de mis días de julio y agosto. Pero es más, es que me apetece abrazarme ¡a todo! Y no seáis mal pensados. Lo a gusto que me agarro yo una taza con café con leche en una cafetería mientras afuera caen unas gotas de lluvia…
Bienvenido a mi otoño, preludio de un invierno que, por qué no, también puede ser bonito, pero mejor lo hablamos cuando toque.
Os dejo, porque veo que está a punto de llover y creo que sin más dilación voy a ponerme mis botas, a coger mi paraguas rojo y voy a salir a la calle para con el pretexto de cualquier recado, dar un pequeño paseo, oler la tierra mojada y si sucede, dejarme abrazar por el otoño. ¿No os he dicho que para mí es la estación del cariño?

3 comentarios:

  1. Bravo por la gente valiente,
    bravo por la gente que se sabe expresar,
    bravo por la gente que expresa lo que siente,
    bravo por la gente en quien se puede confiar,
    y sobre todo
    bravo por ti
    No cambies nunca

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  2. Vaya, anónimo. Muchísimas gracias, en primer lugar por participar en mi blog y en segundo, por tus hermosas palabras. Gracias y abrígate, que llegan los fríos...

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  3. Gracias a ti, maja.
    Je, frio frio... aun vendra mas, frioleros.

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