Los ojos azules más impresionantes del tren estaban sentados frente a mí, los más aterradores, a mi lado. ¿Qué os parece? Os cuento la historia.
Volvía de Dublín con destino a Cork, en Irlanda. Viajaba en tren porque es, con diferencia, el medio de transporte que más me gusta, o al menos me gustaba.
Sentado de espaldas al sentido del tren y, por tanto, frente a mí, iban los ojos impresionantes. Su dueño era un hombre de edad bastante incierta. Y digo incierta porque tanto podría haber tenido 45 como 60. Llevaba un aspecto algo andrajoso y envejecido, pero esa mirada tan limpia y cristalina probablemente le rejuvenecía.
Los ojos aterradores llegaron a mi lado de casualidad. El único asiento libre que quedaba en el vagón era el que estaba a mi lado y al hombre, de edad nada incierta, le debió de parecer estupendo.
Tan pronto llegó, todos nos dimos cuenta de que algo fallaba en su cabeza, no paraba de dar voces y sus movimientos eran demasiados bruscos para la polite Irlanda.
Que los ojos más impresionantes y los más aterradores coincidan en color no era casualidad. El tren iba a rebosar de ojos azules, por lo que la excepción eran los demás colores, así que la rara era yo…
El viaje (de algo menos de 3 horas) discurrió entre las voces de uno, el silencio de los otros, los litros de té que llegaron a beber entre todos y mi cabeza, que no paraba de darle vueltas a tan extraña situación. Por fortuna, cuando no podía aguantarlo más, los ojos impresionantes estaban ahí para relajarme, hay veces en que los ojos azules pueden llegar a tener un efecto parecido al de una mañana cálida de verano frente al mar.
Al llegar a Cork, el loco bajó el primero, estupendo, pero entre mi estupefacción y la charla que inevitablemente se inició entre los demás viajeros, que también habían padecido lo suyo, no me di cuenta de cuándo se bajaban los ojos impresionantes. Suerte que Cork es una ciudad muy pequeña y poco más allá de la estación pude alcanzarlos y, por supuesto, seguir practicando mi inglés.
Blog creado para compartir ideas, sentimientos, realidades... todo aquello que haga sentirnos mejor.
martes, 21 de septiembre de 2010
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