Como mucha gente, yo tengo varios ex y varios ex con blog, pero hoy solo os hablaré de uno. Del blog del ex que tiene un blog con imágenes, él sabe quién es.
Como ya sabéis los que me leéis (y gracias a todos, porque sois muchos) de mis ex no he hablado prácticamente nunca en este blog, entre otras cosas porque intento hablar de cosas positivas… :-D va, permitidme la broma, chicos, que no es para tanto. Pero lo he hecho un par de veces, de ex diferentes, eso sí, seguramente de los más importantes.
Y es que igual que no todas las personas que conocemos nos dejan la misma huella, con los ex pasa lo mismo.
Porque para más inri, yo lo pongo fácil, porque meto en la categoría de ex a todo el ex que ahora lo sea, del tipo que sea… parejas largas, cortas, eternas, amantes, flirts (a esta palabra prometo dedicarle un día la sección Palabra del día…), todo aquel que haya tocado de algún modo mi corazón y algo más, ahí tienen cabida.
Incluso amores platónicos, fijaos, qué manga ancha me gasto…
El truco para meter a tanta gente en el saco ‘ex’ reside en añadir ex a lo que realmente fueran, por ejemplo, ex novio, ex amante, ex amor platónico, y así, sin mentir, aumenta la cantidad de ex en un plis plas (o más amenamente, que diría un compañero de trabajo), que en algunos círculos puede aumentar el caché emocional de las personas, pero yo prefiero pensar que sirve para mantener la mente en forma, por el simple hecho de intentar recordarlos a todos. Porque tras un tiempo pasado, todo puede ocurrir (o a mí me ha ocurrido), que los que han dejado huella sigan ahí y los que pasaron inadvertidos, pues Dios sabrá dónde paran…
Total, que se me han pasado las frases sin hablar del blog que quería hablar, qué cosas… pero el rato ha pasado bien amenizado por la discografía de Simply Red. Qué ochentera me pongo a veces... Aquí os dejo uno de sus éxitos, con un vídeo realizado en el metro de New York. Hoy toca flashback, hay clásicos que no pueden perderse.
Blog creado para compartir ideas, sentimientos, realidades... todo aquello que haga sentirnos mejor.
viernes, 22 de enero de 2010
domingo, 17 de enero de 2010
Apolítica
¡Yo soy apolítico! exclamó ayer con gran entusiasmo un hombre que estaba sentado junto con otros tres en un banco de un pasaje peatonal, muy cerca de mi casa.
Parecía uno de esos hombres que a las doce del mediodía de un sábado ya lo tiene todo hecho y se dedica a tomar, tan ricamente, el sol de invierno en un banco con sus amigos, mientras los que nos creemos jóvenes vamos casi a la carrera, de una tienda a otra, con bolsas en la mano y la mente llena de quehaceres de un sábado por la mañana.
Me fijé en su exclamación porque en ese momento yo pasaba justo a su lado. Me hizo sonreír porque pensé, este hombre, como tantas otras personas, está cansado de políticos y, lo que es peor, de política.
Pero cuál fue mi sorpresa cuando justo a continuación añadió… “me gustan tanto los de izquierdas como los de derechas”, y soltó una risa muy simpática.
Proseguí mi camino algo desconcertada, la verdad, porque si uno es apolítico, irremediablemente, no es amigo de política, porque para eso (entre otras muchas cosas) sirve el prefijo a- para decir que niegas lo que sigue a continuación. Pero este buen hombre no solo no lo negaba, sino que estaba haciendo alegato de algo difícil de encontrar hoy en día, que estés a favor de unas ideas políticas y a la vez, de las opuestas.
Tal vez es que las ideas políticas en algunos momentos de algunos países no son tan opuestas, o que una mente optimista puede encontrar valores positivos tanto en una corriente como en otra. Daría algo grande por saber lo que vota este hombre en las elecciones…
Por otro lado, descubrí que no tenemos un prefijo que lo aúna todo. Si este hombre necesitaba una palabra para indicar que le gustan muchos partidos políticos, no la tenía (y a mí no se me ocurre) –seguramente porque es difícil de concebir que seas de derechas y de izquierdas a la vez–, por lo que utilizó la opuesta. Gran virtuosismo lingüístico el de este señor. Volveré a pasar por ahí, por si tengo la fortuna de escuchar alguna otra frase tan aleccionadora como esta: soy apolítico.
Parecía uno de esos hombres que a las doce del mediodía de un sábado ya lo tiene todo hecho y se dedica a tomar, tan ricamente, el sol de invierno en un banco con sus amigos, mientras los que nos creemos jóvenes vamos casi a la carrera, de una tienda a otra, con bolsas en la mano y la mente llena de quehaceres de un sábado por la mañana.
Me fijé en su exclamación porque en ese momento yo pasaba justo a su lado. Me hizo sonreír porque pensé, este hombre, como tantas otras personas, está cansado de políticos y, lo que es peor, de política.
Pero cuál fue mi sorpresa cuando justo a continuación añadió… “me gustan tanto los de izquierdas como los de derechas”, y soltó una risa muy simpática.
Proseguí mi camino algo desconcertada, la verdad, porque si uno es apolítico, irremediablemente, no es amigo de política, porque para eso (entre otras muchas cosas) sirve el prefijo a- para decir que niegas lo que sigue a continuación. Pero este buen hombre no solo no lo negaba, sino que estaba haciendo alegato de algo difícil de encontrar hoy en día, que estés a favor de unas ideas políticas y a la vez, de las opuestas.
Tal vez es que las ideas políticas en algunos momentos de algunos países no son tan opuestas, o que una mente optimista puede encontrar valores positivos tanto en una corriente como en otra. Daría algo grande por saber lo que vota este hombre en las elecciones…
Por otro lado, descubrí que no tenemos un prefijo que lo aúna todo. Si este hombre necesitaba una palabra para indicar que le gustan muchos partidos políticos, no la tenía (y a mí no se me ocurre) –seguramente porque es difícil de concebir que seas de derechas y de izquierdas a la vez–, por lo que utilizó la opuesta. Gran virtuosismo lingüístico el de este señor. Volveré a pasar por ahí, por si tengo la fortuna de escuchar alguna otra frase tan aleccionadora como esta: soy apolítico.
sábado, 9 de enero de 2010
Polvo eres
Os voy a contar algo que muchos de vosotros no sabéis de mí. Vivo peligrosamente enganchada a Radio 5 todo noticias. No sé qué me tiene tan enganchada, pero me tiene. Por cierto, ignoro si Radio 5 se puede llamar así a secas, porque a mí solo me sale todo seguido: Radio 5, todo noticias.
La primera vez que escuché esta cadena de radio fue a través de la radio de mi padre, es un fan de Radio 5 todo noticias. Muchas veces la tiene de fondo en casa durante el día y siempre la escucha durante dos de las comidas imprescindibles del día: el desayuno y la merienda.
El caso es que algunos días, en especial durante el fin de semana, le acompaño en estos dos quehaceres, y ahí me tenéis tan a gusto escuchando una muy entretenida e instructiva emisora de radio.
En esta emisora se disfruta, entre diversos programas, de pequeñas piezas de unos cinco minutos de información de muy diversa índole. Desde cinco minutos dedicados a mantener vivo el planeta, cinco minutos dedicados a los videojuegos, otros cinco dedicados a lo último en investigaciones científicas, cinco más dedicados a resolver incorrecciones del lenguaje, etc. Los llaman microespacios y más que micro, en mi mente llenan macroespacios. Aunque sin duda, mi preferido es Polvo eres, el microespacio de Nieves Concostrina, que trata temas mortuorios. Entierros curiosos, divertidos, dramáticos, espectaculares, epitafios de lo más desternillante o información interesante sobre el delicado tema de la muerte. A nadie he oído hablar con tanto acierto de estos temas, tanto, que no destaca (por morboso) lo más mínimo del microespacio que le preceda. Esta periodista logra hablar con tanta naturalidad de estos temas que una desea (no, morirse no, lo siento) pero sí desea que cuando enciende la radio, el siguiente microespacio que aparezca sea el suyo. Pero si buenos son los textos y buena es la voz, no menos buena es la banda sonora de este microespacio. Cinco minutos ideales.
He de reconocer que si uno anda muy ocupado, no es necesario escucharla todos los días a todas horas, porque alguna vez que otra repiten los microespacios; pero si aun así, alguien se pierde su preferido, siempre está Internet para sacarnos del apuro.
Aquí un ejemplo:
La primera vez que escuché esta cadena de radio fue a través de la radio de mi padre, es un fan de Radio 5 todo noticias. Muchas veces la tiene de fondo en casa durante el día y siempre la escucha durante dos de las comidas imprescindibles del día: el desayuno y la merienda.
El caso es que algunos días, en especial durante el fin de semana, le acompaño en estos dos quehaceres, y ahí me tenéis tan a gusto escuchando una muy entretenida e instructiva emisora de radio.
En esta emisora se disfruta, entre diversos programas, de pequeñas piezas de unos cinco minutos de información de muy diversa índole. Desde cinco minutos dedicados a mantener vivo el planeta, cinco minutos dedicados a los videojuegos, otros cinco dedicados a lo último en investigaciones científicas, cinco más dedicados a resolver incorrecciones del lenguaje, etc. Los llaman microespacios y más que micro, en mi mente llenan macroespacios. Aunque sin duda, mi preferido es Polvo eres, el microespacio de Nieves Concostrina, que trata temas mortuorios. Entierros curiosos, divertidos, dramáticos, espectaculares, epitafios de lo más desternillante o información interesante sobre el delicado tema de la muerte. A nadie he oído hablar con tanto acierto de estos temas, tanto, que no destaca (por morboso) lo más mínimo del microespacio que le preceda. Esta periodista logra hablar con tanta naturalidad de estos temas que una desea (no, morirse no, lo siento) pero sí desea que cuando enciende la radio, el siguiente microespacio que aparezca sea el suyo. Pero si buenos son los textos y buena es la voz, no menos buena es la banda sonora de este microespacio. Cinco minutos ideales.
He de reconocer que si uno anda muy ocupado, no es necesario escucharla todos los días a todas horas, porque alguna vez que otra repiten los microespacios; pero si aun así, alguien se pierde su preferido, siempre está Internet para sacarnos del apuro.
Aquí un ejemplo:
martes, 5 de enero de 2010
Queridos Reyes Magos
Queridos Reyes Magos,
Sabéis de sobra que hace mucho tiempo que no os escribo, pero este año haré una excepción. Espero que vosotros no.
Soy consciente de que hoy estaréis muy ocupados repartiendo alegrías por los hogares de medio mundo, así que no os preocupéis en absoluto por mi carta, que lo que os voy a pedir no es necesario que esté mañana mismo en mi ventana, aún me queda algo del año pasado.
Cuando salía hoy del trabajo con un compañero, veníamos hablando de vosotros, precisamente. Él me decía que prefería recibir carbón porque eso significaba que durante el año se lo había pasado en grande, mucho mejor que los “niños buenos”, que se han pasado todo el año con el culo (uy, perdón) pegado a la silla.
Reconozco que en el fondo estoy con él, pero yo hago una reinterpretación de su idea. Es mejor disfrutar de la vida lo máximo que se pueda (según posibilidades) que intentar guardar las formas de niño bueno, esperando esa recompensa que, tal vez, nunca llega (ni tan siquiera en forma de carbón).
Definitivamente, una cosa no quita la otra. Se puede disfrutar de la vida sin sembrar el mal. Otra cosa muy distinta es que ‘te miren mal’ por hacer cosas que te gustan, cuando ni estás perjudicando a nadie ni a nada. A eso muchas veces se le llama envidia y ya es otro tema.
Yo lo que quiero decir es que este año he sido muy buena y las más de las veces, me lo he pasado en grande, ¿eso cuenta? También me han pasado cosas malas, pero en una noche mágica como la de hoy, no las recuerdo, porque me pongo triste y no quiero.
Aquí va mi petición: os pido toda la felicidad y alegría del mundo. Pero solo la que os quede pasado mañana, eh, como hemos quedado, que esta noche tenéis que repartir muchísima por todos los hogares :-)
Muchas gracias y hasta el año que viene.
Sabéis de sobra que hace mucho tiempo que no os escribo, pero este año haré una excepción. Espero que vosotros no.
Soy consciente de que hoy estaréis muy ocupados repartiendo alegrías por los hogares de medio mundo, así que no os preocupéis en absoluto por mi carta, que lo que os voy a pedir no es necesario que esté mañana mismo en mi ventana, aún me queda algo del año pasado.
Cuando salía hoy del trabajo con un compañero, veníamos hablando de vosotros, precisamente. Él me decía que prefería recibir carbón porque eso significaba que durante el año se lo había pasado en grande, mucho mejor que los “niños buenos”, que se han pasado todo el año con el culo (uy, perdón) pegado a la silla.
Reconozco que en el fondo estoy con él, pero yo hago una reinterpretación de su idea. Es mejor disfrutar de la vida lo máximo que se pueda (según posibilidades) que intentar guardar las formas de niño bueno, esperando esa recompensa que, tal vez, nunca llega (ni tan siquiera en forma de carbón).
Definitivamente, una cosa no quita la otra. Se puede disfrutar de la vida sin sembrar el mal. Otra cosa muy distinta es que ‘te miren mal’ por hacer cosas que te gustan, cuando ni estás perjudicando a nadie ni a nada. A eso muchas veces se le llama envidia y ya es otro tema.
Yo lo que quiero decir es que este año he sido muy buena y las más de las veces, me lo he pasado en grande, ¿eso cuenta? También me han pasado cosas malas, pero en una noche mágica como la de hoy, no las recuerdo, porque me pongo triste y no quiero.
Aquí va mi petición: os pido toda la felicidad y alegría del mundo. Pero solo la que os quede pasado mañana, eh, como hemos quedado, que esta noche tenéis que repartir muchísima por todos los hogares :-)
Muchas gracias y hasta el año que viene.
sábado, 2 de enero de 2010
Escaparate
Se acabaron los anuncios comerciales en Televisión Española. Esos que todos reconocemos fácilmente cuando los presentadores exclaman ‘nos vamos a publicidad’. Eso es, dicho tipo de publicidad ha desaparecido desde el 1 de enero de 2010 de las emisiones de la cadena pública de televisión estatal.
Yo ni me alegro ni me entristezco, quienes se tienen que alegrar son los directivos de otras cadenas, porque a ellas acudiré para seguir viendo anuncios.
A mí me gustan mucho los anuncios. Casi todos. Son muy pocos los que o por ser de mal gusto o por ser realmente malos me hacen cambiar de canal o apagar la televisión, tampoco son muchos los que, por excelentes, estoy deseando que aparezcan en pantalla, y, por lo general, sí me interesan. No en vano, en cuanto sé de algún festival de anuncios que proyectan en pantalla, me planto delante del televisor dispuesta a pasar un buen rato. Qué reto ser anuncio de un programa así, eh :-) mis preferidos, los confieso, son los de humor.
Recuero uno de hace muchos años en los que aparecía un hombre mirando por un telescopio una noche buscando estrellas fugaces y no pasaba ni una. De pronto, el señor se sacaba el jersey y justo cuando tenía la cabeza oculta, veíamos pasar millones de estrellas fugaces que volvían a desaparecer cuando el señor tenía la cabeza libre. No sé si cumplía bien su función de anuncio porque no recuerdo qué anunciaban, pero sí recuerdo que las pocas veces que lo vi, reí muchísimo.
Sin ir más lejos, hace unos días estuve unos cinco minutos riendo a carcajadas en mi sofá, yo sola, gracias a un anuncio. Ni soy adepta al producto ni voy a serlo a raíz del anuncio, pero sus creativos han ganado en mí a una fiel seguidora. Sin dudarlo. Divertidísimo. Vedlo y luego me contáis.
Se trata del último anuncio de McDonalds para desearnos feliz 2010. Llevo días ensayando el meneíto que se pegan las cajas tras el 'Boom Shack-A-Lak' que bien podría hacer famoso al cantante Apache Indian (dudo que Navidad sea la mejor época para este tema...). Lo bueno es que cuando vi el anuncio, antes de estallar en carcajadas, pensé que las cajas se parecían a las cajas del Happy Meal de esta cadena de comida rápida, y oye, lo eran. Algo bueno tiene este anuncio. Mucho me temo que dentro de unos años sí recordaré qué anunciaba este anuncio... por cierto, muy Feliz 2010 Boom :-)
Yo ni me alegro ni me entristezco, quienes se tienen que alegrar son los directivos de otras cadenas, porque a ellas acudiré para seguir viendo anuncios.
A mí me gustan mucho los anuncios. Casi todos. Son muy pocos los que o por ser de mal gusto o por ser realmente malos me hacen cambiar de canal o apagar la televisión, tampoco son muchos los que, por excelentes, estoy deseando que aparezcan en pantalla, y, por lo general, sí me interesan. No en vano, en cuanto sé de algún festival de anuncios que proyectan en pantalla, me planto delante del televisor dispuesta a pasar un buen rato. Qué reto ser anuncio de un programa así, eh :-) mis preferidos, los confieso, son los de humor.
Recuero uno de hace muchos años en los que aparecía un hombre mirando por un telescopio una noche buscando estrellas fugaces y no pasaba ni una. De pronto, el señor se sacaba el jersey y justo cuando tenía la cabeza oculta, veíamos pasar millones de estrellas fugaces que volvían a desaparecer cuando el señor tenía la cabeza libre. No sé si cumplía bien su función de anuncio porque no recuerdo qué anunciaban, pero sí recuerdo que las pocas veces que lo vi, reí muchísimo.
Sin ir más lejos, hace unos días estuve unos cinco minutos riendo a carcajadas en mi sofá, yo sola, gracias a un anuncio. Ni soy adepta al producto ni voy a serlo a raíz del anuncio, pero sus creativos han ganado en mí a una fiel seguidora. Sin dudarlo. Divertidísimo. Vedlo y luego me contáis.
Se trata del último anuncio de McDonalds para desearnos feliz 2010. Llevo días ensayando el meneíto que se pegan las cajas tras el 'Boom Shack-A-Lak' que bien podría hacer famoso al cantante Apache Indian (dudo que Navidad sea la mejor época para este tema...). Lo bueno es que cuando vi el anuncio, antes de estallar en carcajadas, pensé que las cajas se parecían a las cajas del Happy Meal de esta cadena de comida rápida, y oye, lo eran. Algo bueno tiene este anuncio. Mucho me temo que dentro de unos años sí recordaré qué anunciaba este anuncio... por cierto, muy Feliz 2010 Boom :-)
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