sábado, 23 de octubre de 2010

Sandeces

Que a un hombre le ‘pongan’ los morritos de una mujer, si le gustan, que yo sepa, no es novedad. Y que un hombre se meta con los morritos de una mujer, si no le gustan, que yo sepa, para bien o para mal, tampoco es novedad.
Tanta digresión sobre morritos y hombres viene al caso porque el iluminado alcalde de Valladolid, a la postre ciudad antaño famosa por la calidad del español de sus habitantes, ha metido la pata hasta el fondo. Pobre hombre, me abstengo de decir su nombre, no vaya a convertirse en famoso gracias a mi blog.
Tampoco reproduciré sus palabras porque son harto vergonzosas, pero las podéis encontrar en todas partes, porque más de uno (él, su mujer, sus hijos) las recordarán toda la vida. Pretendía insultar a Leire Pajín.
A mi humilde entender, ese hombre cometió un error. Si en su más profundo subconsciente habitan bromas de tal gusto o si lo primero que le viene a la mente sobre una mujer cuyo trabajo ya conoce es lo que dijo, qué lástima.
A mí me parecerían relativamente normales este tipo de comentarios si vamos por la quinta cerveza una noche de sábado en la que ya nos hemos tomado los vinos de la cena y los Cinzanos del aperitivo. Pero no era el caso de este hombre, lo lamento por él. Confundió un bar con sus amigotes a media noche de fiesta con una entrevista de buena mañana en una radio.
Algo similar le pasó al presidente de Irlanda hace unas semanas. En una entrevista muy matutina confundió una de las paces más complicada del país (todos conocemos el pasado de terror terrorista irlandés) con un acuerdo económico de estos tiempos de difícil crisis. La noche anterior había disfrutado de una fiestecilla con los amigotes y se había olvidado de que ya no estaba en ella cuando se puso frente a los micros. Apuesto a que sus conciudadanos le harán pagar algún precio tarde o temprano...
Amigos, yo me voy de fiesta esta noche y se espera de mí, eso, que me divierta y que en cierto momento de la noche salga de mi boca cualquier tipo de comentario inapropiado. Lo que no tiene perdón es que cuando vuelva a mi estado normal siga diciendo las mismas sandeces.
Y lo que es más imperdonable… lo que no se espera es que una persona de su talante político no sepa distinguir cuándo está en un escenario o cuándo está en otro. Decidan ustedes.

domingo, 10 de octubre de 2010

A single man

¿En qué se parecen estas dos frases?:

1) Eres muy bueno con los cumplidos.
2) Hablas muy bien español.

Excepto en el ‘muy’, en nada. Bien, pues una es parte del guión de una película y la otra, lo que los traductores han traducido en la versión en español. En este caso, el original es la frase 2 y la traducción es la frase 1, y la película, A single man Un hombre solo, de Tom Ford.
Claro, yo entiendo que si en la traducción el protagonista ya está hablando en español, qué sentido tiene que Carlos (Jon Kortajarena para deleite de todas nosotras…) le diga que habla muy bien español… en original tiene todo el sentido, porque la película es en inglés, entonces, cuando en un momento el protagonista dice unas frases en español, Carlos no tiene más remedio que alabar su español, pero en la traducción lo salvan con el tema de los cumplidos, que por un lado son más que merecidos, pero por otro, no tienen nada que ver con lo que el guión original dice.
Con esto quiero reivindicar lo que en otros países lleva años haciéndose, que es que las películas se exhiban en su versión original y que, con suerte, encuentres una traducción en el DVD. En Catalunya llevamos tiempo atontados con las idas y venidas de cantidades de películas a exhibir en las salas en español o en catalán. Pues bien, ahí va mi opinión: que las exhiban todas en versión original, con subtítulos si la película no está filmada en un idioma oficial del país de exhibición. Vamos, yo es que prefiero no enterarme de algunas palabras que enterarme de lo que la película en su versión original no dice.
Por cierto, lo mejor de la película no es el español del protagonista, es, sin duda, la actuación de Colin Firth, un gran actor, aunque esté solo.

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