domingo, 17 de junio de 2012

Poder

Hoy me he prometido hacer muchas cosas y si nada lo remedia, las voy a hacer.
Para mí, hacer muchas cosas no es tener una actividad detrás de otra y luego pensar en hacer otra tarea y luego otra y así hasta que caigas rendido en la cama por la noche.
‘Hacer muchas cosas’ para mí es querer hacer algo y hacerlo. Si hablo en plural es que al menos han de ser dos. Porque querer hacer algo (razonable para nuestros objetivos, por supuesto) y hacerlo no siempre es tan fácil. Me explico.
¿No os ha pasado nunca el decir ‘tengo que hacer esto, a ver si me acuerdo’ y obviamente… nunca más se supo? Tal día os volvéis a acordar… ostras, a ver si me lo apunto, que quiero mirar aquello. Y pasan los días y pasan.
Pues eso mismo, me da una rabia tremenda querer hacer determinadas cosas y que pasen los días y pasen y no llevarlo a cabo.
Y pasa a todos los niveles, eh, a todos. En casa, a ver si ordeno aquel cajón, a ver si me arreglo aquellos pantalones, a ver si… a ver, a ver y ver y no vemos nunca nada.
Hoy me he prometido hacer muchas de las cosas que tengo pendientes en mi cabeza, o algunas al menos.
Querer hacer algo y hacerlo es la clave para mí. Probablemente es otra versión del ‘querer es poder’.

domingo, 3 de junio de 2012

RAP


El viernes pasado volvía yo en tren, as usual, de mi trabajo en Castelldefels al centro de Barcelona, cuando entró en el vagón en el que yo viajaba uno de esos músicos que van pidiendo en los transportes.
Para mi sorpresa, era una rapero.
A mí el rap no me dice ni fu ni fa, pero reconozco que tampoco le presto mucha atención. Prefiero músicas con grandes melodías y mucha y atemperada voz, pero si algo bueno se cruza en mi camino, lo intento reconocer.
Pues bien, el viernes se plantó a escasos metros de donde un grupo de turistas, algunos vecinos de las poblaciones del recorrido y yo estábamos, un rapero.
En lo que popularmente se dice ‘nada’ empezó a enlazar las frases unas con otras al ritmo de la sencillísima base musical que tenía de fondo y al instante nos enganchó tanto a los que entendíamos la letra como a los que no en su reivindicación y canción en forma de rap.
Se quejó de lo mismo que lo hacen los periódicos y las radios y tele cada día. Se zambulló en la cruda realidad con las únicas armas que tenía, sus ideas y su voz.
Resultado, unos eurillos a su gorra y risas y aplausos tímidos para reivindicar lo mismo que él, que estamos hartos de todo y que, mejor o peor, haremos lo que podamos para sobrevivir, tren abajo, tren arriba, en la vida.

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