viernes, 6 de marzo de 2015

Mobile World

En la semana del Mobile World Congress voy yo y me dejo el móvil en el trabajo. Sobre mi mesa. Cuando me di cuenta de que no lo llevaba, ya estaba sentada en el tren, esperando que saliera de la estación con destino al hogar.

Decidí no volver a por él, se podía quedar allí, total, en unas 14 horas iba a estar de vuelta (y de las 14, 2 y media son de viaje… vuelta e ida), y casi 7 durmiendo… el resto podía vivir sin él. O debía, pensé, porque creo que hemos alcanzado un nivel de dependencia todavía controlable, al menos para mí, y quería demostrarlo.

Y lo conseguí.

En casa me estaban esperando con cara de duda, porque no sabían si había salido tarde del trabajo o tenía una reunión interminable, si había pasado algo en el tren (no sería la primera vez), pero nada más. Yo no supe de mis familiares y amigos, vía mensajes, no recibí las newsletters al momento (apenas encendí mi PC un momento para ver el correo) y por la mañana no pude escuchar la radio en el tren de ida.

Solo lo sentí por si alguien o algo había tenido que escuchar mi despertador hasta el enésimo minuto, ya que yo que suelo pararlo a la milésima de comenzar…


Confieso que me ha gustado la experiencia por un día. He descubierto que pese a su utilidad, mi vida no depende del móvil y que, si me organizo bien, incluso puedo encontrar tiempo para redactar un post.

Pero os dejo con un divertido vídeo para quien crea que un mundo sin tecnología es posible... no, no lo es :-)

domingo, 1 de marzo de 2015

Hipster

Esta mañana iba paseando con mi marido por la ciudad cuando de pronto vemos que se nos acerca, en sentido contrario, por la misma acera, un hipster... eso he dicho yo por lo bajini... 'mira, un hipster', pero como no acostumbro a mirar muy directamente a nadie mucho tiempo, cuando le hemos cruzado mi marido ha dicho, no sé si es un hipster o acaba de salir de un centro de Servicios Sociales.
Y puede parecer exagerado, pero la duda existía. La ropa, buena, aspecto, indefinido, barba, larga pero descuidada, conclusión, que si no hubiese sido mediodía por una zona tranquila de la ciudad, ese chico hubiese tenido que estar en un bar de moda, porque de otro modo, hubiese sido indentificado como pordiosero, ya te invito a un bocadillo, tranquilo.
Hay modas que si no caen en las manos adecuadas, acaban haciendo mucho daño a los individuos.
A mí las barbas largas no me gustan si no están bien arregladas, y la mayoría no lo están, muchos modernillos se la han dejado crecer con la excusa de no afeitarse (lo entiendo perfectamente, por otro lado), pero hombre de Dios, cuídatela un poco, que si no lo haces estarás a un paso de ser confundido con el borracho del barrio.
La modas en general a mí me gustan mucho, porque muy rápidamente se ve a quien no cae en ellas, quien no cede su personalidad, y eso está bien. Hay una edad en la que todas las chicas hemos vestido iguales y todos los chicos han enseñado la marca de sus calzoncillos, pero si pasada esa edad, se cae en la misma línea de moda, no vamos bien.
Y eso no quiere decir que no podamos hacer ciertas cosas porque son más habituales en tu época que otras, todos los que ya tenemos cierta edad sabemos lo que era el Tang y lo comodísimos que son los pantalones de campana... pero si de chica o chico bien te van a confundir con un pordiosero, algo no va como habías previsto, créeme.
Y las gafas de pasta tienen una razón de ser y no es la de hacerte más guapo, pero ese es un post para otro día. He dicho.

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